Artículo #1

Las teorías del aprendizaje han despertado el interés general y se han escrito diversos documentos que abordan esas perspectivas educativas. 
A continuación, se analizan tres artículos relacionados con el constructivismo social y sus corrientes. 



Realidades, Construcciones y Dilemas. Una revisión filosófica al construccionismo social, escrito por Pablo López-Silva.


Resumen

El artículo presenta y discute los postulados epistemológicos de una de las expresiones relativistas del denominado constructivismo i.e. el construccionismo social. En primer momento, se rastrean los orígenes teóricos del constructivismo y, posteriormente, se distinguen los principales postulados del construccionismo social de Kenneth Gergen. El análisis se realiza del siguiente modo: (a) Se analizan los supuestos epistemológicos y los problemas filosóficos derivados de éstos, y (b) Se analizan las consecuencias que los postulados construccionistas tienen en la praxis que llevan a cabo las ciencias sociales. Finalmente, se concluye que la exclusión de distinciones filosóficas claras por parte del construccionismo social le resta plausibilidad al enfoque (López, 2013. Pág. 9).

En el artículo se menciona, a Vygotky y también a Bruner, López (2013) indica que:


"El “constructivismo social”, que encuentra sus principales fuentes en los trabajos de Vygotsky y Bruner, entre otros, también indica que la mente construye la realidad a través de su relación con el mundo. Sin embargo, este proceso mental de construcción está determinado por la influencia de las relaciones sociales que el sujeto posee cuando lleva acabo la acción constructiva. En este punto, ya podemos observar que los planteamientos constructivistas gradualmente pasan desde un foco subjetivista a uno relativista (pág. 12).”

En el artículo se menciona que existen diversas expresiones posibles de ser denominadas como “construccionismo social”. Sin embargo, todas ellas pueden ser fácilmente localizadas dentro del polo relativista del continuo constructivista. Dentro de éstas, la propuesta de Kenneth Gergen se ha posicionado como uno de los enfoques más influyentes en la epistemología de las ciencias sociales (López,2013).

Es el trabajo de Berger y Luckmann el que presenta la influencia más importante. Estos autores indican que nuestra realidad cotidiana es socialmente construida mediante la objetivización de patrones sociales que son construidos y negociados en el seno de nuestras prácticas sociales diarias. El principal medio de objetivización de estos patrones serán las operaciones lingüísticas cotidianas que se dan en cada comunidad social. Por lo tanto, la realidad es construida como un proceso histórico dentro de las interacciones sociales permitidas por el lenguaje. Berger y Luckmann indican que el lenguaje es el principal medio por el cual los humanos acumulan y comunican el conocimiento que ellos han construido de generación en generación. Esta acumulación y traspaso de información mediante las continuas interacciones sociales en el lenguaje construyen y reproducen la realidad. Así, para Berger y Luckmann los humanos crearían y reproducirían una realidad social compartida, la cual existe solamente como un producto de la actividad social humana (López,2013).

En términos generales, Gergen propone una teoría del conocimiento relativista que pone el énfasis de su análisis en las formas en que las personas explican la realidad y a ellos mismos. Gergen indica que todo entendimiento de la realidad se construye, negocia y renegocia en el lenguaje, como un juego discursivo. Para Gergen, el conocimiento es una expresión de la estructura social y de los significados sociales que la comunidad enuncia y acepta como tal. Lo que nosotros llamados conocimiento, no es un asunto sobre hechos de un mundo externo y objetivo, sino que es la pretensión hegemónica de un grupo social que intenta ilegítimamente proclamar la superioridad de su forma de entender la realidad por sobre otra. Para el construccionismo social todo aquello que referimos del mundo no está determinado por tal así denominado “mundo” sino, más bien, ya está socialmente determinado y, por lo demás, está socialmente determinado de acuerdo al grado de nuestro compromiso previo con una específica comunidad social (López, 2013).

Para Gergen, los juegos del lenguaje en los cuales emergen las verdades compartidas por una comunidad tienen un valor funcional, es decir, coordinar a los diferentes sujetos en torno a visiones construidas sobre la realidad. En este sentido, Gergen indica que en el construccionismo social: “la verdad parece ser una cuestión de perspectivas, y éstas productos de intercambios y consensos sociales, es decir, construidas en los sistemas de comunicación social”. El conocimiento en esta perspectiva es comprendido como relacional, en tanto mantiene a las comunidades cohesionadas y se crea y re-negocia dentro de ellas mismas. Como señalan Ibañez, la veracidad de cualquier enunciado sobre la realidad solo es determinado por el nivel de argumentación y la posición en la red conversacional que tenga quien lo enuncia, siendo un consenso derivado de una interacción social (López,2013).

En el construccionismo social, la realidad es, a fin de cuentas, un conjunto de significados conversacionales que son socialmente compartidos. El conocimiento no solo es relacional, sino que también es visto como un proceso histórico.  Podemos darnos cuenta de que en el construccionismo social, el conocimiento de la realidad no es el producto objetivo de hipótesis comprobadas, dado que las categorías utilizadas en estos procesos ya reproducen una cierta forma de entender el mundo. Aquello que tomamos por “realidad” es el mero producto de negociaciones sociales (López, 2013).

Con todo lo que hemos señalado, podemos indicar que el construccionismo social:
S: ‘Existe un mundo independiente de nosotros’ no refiere al término ‘mundo’, sino que S constituye una proyección de las creencias y representaciones de una comunidad C.
Por lo tanto:
S es una verdad relativa a las creencias y representaciones de C.


  El status del sujeto en el construccionismo social

En el construccionismo social el sujeto es, precisamente, una construcción social. La expresión “yo” no solo denota la enunciación de una forma de conciencia (autoconciencia), sino que es la misma palabra “yo” como entidad lingüística pre-existente la que permite la existencia de un “yo” consciente. De esta forma, la enunciación de la propia existencia consciente es permitida solo por los términos socialmente construidos que empleamos para realizar tal acción. Luego, el sujeto no es nada más que el engranaje de operaciones lingüísticas en las cuales se desenvuelve, es decir, el sujeto es una “construcción conversacional”. En consecuencia, la persona identifica un sentido compartido de sí mismo solamente en las formas conversacionales en las que participa, surgiendo esta identificación desde los roles sociales que uno desempeña en ciertos contextos. Por ejemplo, ser “estudiante”, ser “profesor”, ser “padre”, entre muchos otros. Para el construccionismo social, el sujeto es la mera ejecución de un rol permitido los términos lingüísticos previos que la sustentan (López, 2013).

En el construccionismo social el sujeto se diluye en medio de la multiplicidad conversacional, se escinde para dejar de existir entre sus múltiples investiduras conversacionales y permanecer como un mero entrecruzamiento de narrativas foráneas. Esto ha sido denominado por el autor “sujeto multifrénico”, lo cual refiere a la característica principal del sujeto posmoderno. 

Finalmente, en el construccionismo social la inteligibilidad del sujeto (self) depende del grado en que los otros participantes en la trama conversaciones confirman y legitiman el rol que el self contextual toma en la red conversacional. De esta forma, el sujeto es una negociación constante e inestable, que lo hace vivir en una condición de constante interdependencia precaria. 

Gergen afirma lo siguiente: “Este depender de los demás sitúa al actor en una posición de interdependencia precaria. Ya que del mismo modo que la autointeligibilidad depende de si los demás están de acuerdo sobre su propio lugar en el relato, también la propia identidad de los demás depende de la afirmación que de ellos haga el actor. El que un actor logre sostener una autonarración dada depende fundamentalmente de la voluntad de los demás de seguir interpretando determinados pasados en relación con él” (López, 2013).

Esta postura del construccionismo social, se relaciona con la perspectiva de Vygotsky, mencionada con anterioridad en el blog, en el que se indica que en el constructivismo social la interacción social, las herramientas culturales y la actividad moldean el desarrollo y el aprendizaje individual. Para el proceso de aprendizaje es necesario apropiarse; lo que significa ser capaz de razonar, actuar y participar utilizando herramientas culturales. Para el constructivismo social, el aprendizaje implica pertenecer a un grupo y participar en la construcción social del conocimiento. 

        Según Woolfolk (2010) los construccionistas sociales no se enfocan en el aprendizaje individual; más bien se interesan en la manera en que se construye el conocimiento público. Los construccionistas sociales creen que todo el conocimiento se construye socialmente y que algunas personas tienen más poder que otras para definir qué conforma tales conocimientos. 

Bibliografía:


López, P (2013). Realidades, Construcciones y Dilemas. Una revisión filosófica al construccionismo social. Recuperado
 de http://web.b.ebscohost.com.talamanca.uned.ac.cr/ehost/pdfviewer/pdfviewer?sid=19505eac-9cc0-46b6-b016-7cae1cf1ff51%40sessionmgr120&vid=5&hid=118

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